Conservar la salud es de importancia primordial para todo ser humano, la falta de experiencia o la "mala suerte" pueden provocar lesiones por muy provisorio que puedas ser. En más de una ocasión hemos estado expuestos a alguna caída, herida (leve o grave), lesiones articulares, etc... Por desgracia, en mucho de estos casos no se dispone de ayuda médica profesional si estas en medio de la montaña o en parajes muy aislados de la civilización, donde un rescate puede demorar horas en llegar.
Los procedimientos básicos de primeros auxilios están
diseñados para hacer frente a mucha de estas situaciones. Debido a que es un
tema muy extenso, hoy nos concentraremos en las Lesiones Articulares y Oseas. A
continuación expondré alguna de ellas conjuntamente con la actuación que
debemos acatar así como sus características clínicas.
Lesiones articulares
Esguince
Distención de uno o varios ligamentos que estabilizan una articulación,
el más frecuente seria el esguince de tobillo en su ligamento lateral.
Clínica:
- Dolor localizado en el lugar de la lesión que se exacerba
al repetir el movimiento causante del esguince.
- Inflamación de la zona
- Impotencia funcional más o menos marcada.
Actuación:
- Hacer sentar o tumbar al afectado, y retirar el calzado y
calcetín del pie lesionado.
- Si la lesión se acaba de producir, aplicaremos frio local,
para disminuir todos los signos y síntomas, así mismo, mantener la extremidad
afectada en una postura cómoda y elevada.
- Envolver el tobillo lesionado en forma de U con algún
material que se preste para ello: manta, jersey, dos pañuelos grandes, etc.
Tanto los lados del tobillo como la planta del pie deben quedar cubiertos.
- Utilizaremos
cualquier otro material para sujetar el montaje (pañuelos, cinturones, cuerdas,
etc.). Ataremos uno de ellos en la superficie lateral de la zona (por encima
del punto lesionado), y otro al nivel de la planta del pie. La presión de los
nudos debe ser la suficiente para mantener la estructura montada, pero sin
pasarnos. Una vez realizada la inmovilización y en espera del traslado,
continuamos aplicado frio local y manteniendo la extremidad en alto.
Luxación
Separación permanente de dos superficies articulares
perdiendo la funcionalidad de forma completa. Se puede producir tanto por un
mecanismo directo (golpe o caída) como indirecto (rotación o estiramiento
forzado). La más común es la luxación de hombro.
Clínica
- Dolor intenso e inflamación de la zona afectada, ya que
los ligamentos y las fibras musculares están sometidos a una tensión constante.
- Deformidad de la articulación afectada en comparación con
otra articulación.
- Incapacidad de realizar cualquier movimiento con esta
articulación, pues ha quedado desmontada.
Actuación
- Tranquilizar al afectado. Si se ha producido la lesión en
ese momento, aplicar frio local pero sin hacer contacto directo con la piel.
- inmovilizar articulación y extremidad tal y como esté. No
intentar reducirla ni colocarla de nuevo a su sitio, pues existe un alto riesgo
de lesionar los vasos y nervios que pasan por la zona.
Lesiones Oseas
Fractura
Se considera fractura a la rotura de un hueso (parcial o
completo). Estas pueden ser cerradas o abiertas; en el primer caso, la piel
permanece intacta, mientras que en el segundo, existe una herida en la piel que
la cubre.
Las fracturas abiertas tienen un riesgo añadido de
infecciones, hemorragias y lesiones de los tejidos y estructuras próximas.
Clínica
- Dolor intenso, aumenta al intentar mover la extremidad.
- Inflamación y enrojecimiento, en un principio localizados
y posteriormente expandidos.
- Deformidad de la extremidad de grado variable.
- Impotencia funcional también variable, según tipo de
fractura y hueso fracturado.
- Crepitación o sensación de roce entre los fragmentos del
hueso fracturado.
- Shock (según el caso).
Actuación
Antes la sospecha de FRACTURA, y presente algunos síntomas
antes descritos no debemos vacilar en tratar al afectado con el procedimiento
adecuado para dicho caso.
- No mover al afectado si no es preciso, retirar objetos
tales como relojes, anillos, pulseras, etc. que dificulten la circulación
sanguínea cuando la zona se inflame. Además de retirar toda ropa de la zona
afectada. De ser necesario, se recortaran los pantalones o mangas de jersey,
según sea el caso (fracturas abiertas).
- Se palpara la zona afectada en busca de puntos dolorosos y
crepitaciones, comenzando por la parte más cercana al cuerpo y llegando hasta
el final. Así mismo, se comprobara la existencia de pulso en la parte distal de
la zona afectada (pulso radial o pedio). Su ausencia empeorara el pronóstico.
- Aplicar frio local sin contacto directo con la piel,
seguidamente, pasaremos a inmovilizar el punto de fractura desde una
articulación por encima hasta otra debajo de este punto. Al igual que en las
luxaciones, no intentaremos poner los huesos en su sitio. Una vez realizada la
inmovilización se procederá a realizar el traslado (si la situación lo permite)
evitando por todos los medios movimientos bruscos. En fracturas abiertas, la
inmovilización debe realizarse de forma tal que no presione la herida.
- Ante una fractura abierta, nunca intentaremos poner el
hueso hacia adentro, sino que cubriremos la herida con gasas estériles y
húmedas (mojadas en suero), así evitaremos que la suciedad penetre disminuyendo
de esta forma el riesgo de infección.
Fractura de cráneo
Fractura de relevante importancia por su ubicación y
posibles consecuencias, puede dejar graves secuelas tanto físicas como
psíquicas.
Clínica
- Afectado inconsciente
- Inflamación acompañada de deformidad
- Salida de sangre por la nariz y/o oídos, lo que nos hará
sospechar de una ruptura de la base craneal, conjuntamente, pueden producirse
hematomas periorbitarios (ojo morado) y retroauriculares (detrás de la oreja).
- Alteración del tamaño y/o simetría de las pupilas.
- Convulsiones, parálisis...
Actuación
- Vigilar las constantes vitales con frecuencia.
- Realizar un reconocimiento exhaustivo del cráneo con la
yema de los dedos con sumo cuidado.
- Preparar al afectado para el traslado urgente, estirado
sobre una camilla improvisada, con la cabeza totalmente inmovilizada.
- En caso de vomito o perdida de la consciencia, trasladarle
en la posición lateral de seguridad (de costado, con la pierna de arriba
flexionada para asegurar su estabilidad).
Lesión de columna
Producida por caídas desde alturas elevadas, golpes directos
o movimientos violentos del cuello entre otros. Hay que sospechar siempre su
existencia cuando el afectado se queje de dolor en la espalda o en el cuello,
con posible pérdida de sensibilidad en las extremidades inferiores.
La complicación asociada más peligrosa es la lesión de la
médula espinal, pues puede provocar alteraciones de la fuerza y de la
sensibilidad, pérdida del control del esfínter anal y urinario, dificultades
respiratorias, coma y muerte.
Actuación
- Control de los signos vitales (respiración y pulso
radial).
- No mover al afectado de sitio al menos que nuestras vidas
corran peligro, de ser así, su traslado a un sitio más seguro debe efectuarse
bajo extremo cuidado y siempre, arrastrado por los pies (el arrastre debe ser
longitudinal y mesurado), una vez tomadas todas las precauciones del traslado o
lugar donde se encuentra, se procederá a la inmovilización del mismo (cabeza y
cuello).
- Colocar un collarín cervical, de no contar con uno
original, nos daremos a la tarea de improvisar.
- Nunca se debe sentar al afectado, ni doblarle la espalda
ni el cuello.
- Si al comprobar las constantes vitales constatáramos que
el afectado no respira, deberíamos alinear la cabeza, el cuello y la columna
arrodillándonos detrás de él y sujetando firmemente los dos lados de la cabeza
con las manos sobre las orejas y, seguidamente, empezar las maniobras de
soporte vital básico.
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