Llega el verano y con él un riesgo: la deshidratación. Nos
llama verdaderamente la atención la cierta cantidad de fuentes inhabilitadas o
que sencillamente ya han dejado de ser potable por el motivo que sea, muchas
veces nos confiamos cuando antes de emprender el recorrido hacia alguna ruta o
paraje natural, miramos en el mapa y vemos la existencia de estas fuentes y
resulta que, al llegar a dicho destino… sorpresa.
Es por ello que hoy, en la sección entérate, dará
comienzo un apartado referente a la
importancia del agua para sobrevivir, además de medios y técnicas para
conseguirla; tomado del libro “El arte de la Supervivencia en la Naturaleza” del autor:
Ray Mears.
LA IMPORTANCIA DEL AGUA
En un ambiente templado, los humanos necesitan entre tres y
cinco litros de agua al día, dependiendo de la ropa y el grado de esfuerzo;
pueden llegar a ser diez litros o más en climas más cálidos. El agua nos
permite mantenernos calientes en climas fríos y frescos con el calor. Facilita
la digestión, transporta el oxigeno y la energía a los músculos y elimina los
residuos. Cuando estamos correctamente hidratados, producimos aproximadamente
un litro de orina clara al día.
Deshidratación
Los efectos de la pérdida de agua se sienten realmente
pronto. Incluso bajo circunstancias naturales normales podemos deshidratarnos
cuando tenemos agua si no bebemos la suficiente. Sorprende el hecho de que la
deshidratación se dé con más frecuencia en los climas fríos que en los cálidos:
En el Ártico tenemos que tener el cuerpo húmedo porque el aire es seco y el
cuerpo necesita más agua para mantenerse caliente. Recuerda que es más fácil
mantenerse hidratado que intentar corregir
los efectos de la deshidratación.
Síntomas de la
deshidratación
El primero y el más obvio es la sed. Luego notaras cierta
incomodidad que se ha comparado a los comienzos de la gripe y que puede venir
acompañada de dolores musculares. Las náuseas comienzan cuando estamos cansados
y el vómito nos incrementa la pérdida de agua. El sistema nervioso se ve
afectado, lo que produce aturdimientos y mareos. El dolor de cabeza, como
cuando se tiene resaca, y el hormigueo en las piernas son comunes, además de la
irritabilidad y una capacidad reducida para tomar buenas decisiones. La
producción de saliva y orina se reduce enormemente y los labios se agrietan. La
orina se oscurece. Poco a poco nos vamos desorientando, podemos perder oído y
experimentar temblores graves y rigidez en las articulaciones. Se pierde
visión, sigue el coma y luego se muere.
La gente que vive y trabaja en climas cálidos puede hallarse
en un estado de menor deshidratación, cuya señal es no orinar frecuentemente y
que la orina sea oscura. Si se desatiende esto durante largos períodos, la
última consecuencia puede consistir en la aparición de piedras en los riñones.
Cómo evitar la
deshidratación
En teoría es fácil evitar la deshidratación bebiendo mucha
agua, pero en la práctica no siempre es tan sencillo. Muchas bebidas, como el
té o el café, son diuréticas, lo que reduce el beneficio del agua. Cuando el calor
sea extremo, tendrás que tomar decisiones firmes sobre seguir bebiendo, lo cual
puede ser difícil en función del tiempo y el esfuerzo que requiera conseguir y
purificar agua.
Debemos de asegurarnos de llevar suficiente agua en cada
situación y confiar en los medios para purificarla. Cada mañana antes de
empezar la actividad del día, beber todo lo que se pueda, esto ayuda en gran
medida a mantener la hidratación a lo largo del resto del día. A medida que
avanzamos en el transcurso de las horas, beber agua con frecuencia y estar
atento a cualquier oportunidad que se presente para rellenar las botellas.
Parte II: Cómo encontrar agua.
Parte II: Cómo encontrar agua.
0 comentarios:
Publicar un comentario